martes, 5 de agosto de 2008

El CRM y el miedo, las lagrimas en la lluvia y la esclavitud


No se cuantas veces habré visto Blade Runner. Bueno, si, no las suficientes. Y es evidente que no voy a descubrir a nadie la famosa escena del monólogo del replicante Roy Batty. Y estoy seguro que habrá más de una interpretación pululando en la blogosfera similar a la que voy a extraer. Lo siento, pero no me voy a molestar en buscarlas.

a) Vivir con miedo, en eso consiste la esclavitud, según el replicante. Un esclavo es aquel que no puede emprender por el miedo a perder lo que piensa que tiene seguro. Un esclavo es aquel empresario que no deja de ser un trabajador de un solo cliente, que nos impone sus condiciones y al que se teme perder. Miedo. El miedo nos hace esclavos. Bien que lo saben los amigos del Departamento de Marketing. No busques satisfacer las necesidades de los consumidores. Descubre sus miedos, aliméntalos, y tendrás esclavos.

b) El replicante, más humano que los humanos, nos transmite como toda su experiencia, como todo su conocimiento, su sensibilidad morirá con él. Su conocimiento se esfumará. Las empresas se han dado cuenta de que mucho de eso hay en las fugas o despidos de sus empleados. Se les escurre a la corporaciones el conocimiento entre los dedos, se impone éso de la gestión del conocimiento. Y por hablar de un área en concreto, del departamento comercial, les duele horrores que los ex-comerciales se lleven sus clientes. Si, la relación personal y todo eso es lo que venden, pero no se pueden exponer a que la cartera de clientes sea más de la persona que de la firma. Se implantan enormes herramientas de software, sistema de CRM, Customer relatiónship Manager, para almacenar todo rastro de información que dificulte ese tránsito del cliente hacia el exterior (con lo que, en el fondo, están limitando el libre ejercicio profesional de sus empleados, una bonita paradoja frente a las nuevas teorías de RRHH). Así, el comercial, no sólo debe vender. Debe alimentar el CRM, que a pesar de lo que le digan, juegan más en su contra que a su favor. Y es que no quieren que se lleva a esos clientes como lágrimas en la lluvia.

Si hay alguien ahí, hasta septiembre...

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