lunes, 1 de septiembre de 2008

Profesional Jekyll, profesional Hyde



Ha sido un bonito verano por muchos motivos. No me puedo quejar. He disfrutado de pequeños placeres que creía olvidados, y he tenido un poco de tiempo para todo. Incluso para la Tele, que la tenía un tanto abandonada. Y es que, en la medianoche de los domingos, en Cuatro, descubrí un pequeño tesoro: Jekyll.

Parece mentira como los chicos de la BBC han demostrado lo que aún puede dar de si la novela de Robert L. Stevenson. Basándose en un buen guión y en unas excelentes interpretaciones (lo del protagonista es superior, pero yo me he quedado prendado igualmente con la interpretación de su mujer), vienen a demostrarnos que cuando hay talento se puede competir contra Yankilandia, sin tener que llorarle al Primo de Zumosol.

La fuerza de la novela original radica, a mi juicio, en plantear temas-fuerza eternos: el bien y el mal en lucha permanente, la fuerza del inconsciente, lo frágil de los convencionalismos sociales, la aspiración humana de convertirse en Dios, etc...Son temas que dan de si hasta en el mundo laboral.

Por momentos, mientras seguía la serie, me acordaba de numerosas organizaciones empresariales. Hablo de empresas en crecimiento, donde se hace vital la necesidad de fichar gente, de atraer nuevos valores, profesionales rodados. Pienso en empresas que a, la hora de contratarlos buscan gente agresiva, ambiciosa, dura, autónoma, con carácter, de los que no hacen prisioneros. Auténticos comandos con los cuchillos en los dientes. Vamos, profesionales Hyde.

Sin embargo, esos mismos Departamentos de Recursos Humanos pretenden que ese comportamiento solo lo sea de puertas afuera. De puertas adentro donde antes hablaban de ambición ahora hablan de compromiso, donde exigían ambición les hablan de largo plazo, donde demandaban autonomía les imponen sumisión, donde remarcaba la agresividad, la dureza, les exigen no tensionar la vida interna de las empresas. Lo que les pone, hablando de un modo doméstico, es un Jekyll.

Tengo claro que no existe una personalidad pura, que todos tenemos en mayor medida algo de ese Jekyll, algo de ese Hyde. Pero es que lo pretenden esas empresas es potenciar al 100% ambas facetas según el interlocutor, externo o interno, cliente interno o externo vs. empresa. Y éso si que es imposible. Si has contratado un pit bull no puedes pretender que se comporte como un labrador. Es un claro error de gestión. O mejor dicho, es pura esquizofrenia organizacional, que sólo puede conducir a la frustración. Y si la situación se les va de las manos, algunas empresas recurren directamente a lo que entienden como insultos.

Así que, señores míos, aclarense, ¿Jekyll O Hyde?

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